Pese a la supuesta agilidad de la Boleta Única, el deficiente escrutinio le impide a los Cordobeses dar por cerrada la elección y a Llaryora festejar.
La Junta Electoral dio por terminado el conteo provisorio con el 95% de las mesas escrutadas. Llaryora obtuvo el 42.76% seguido por Juez con el 39,76% y en tercer lugar García Elorio con el 3.01% de los sufragios.
En el sexto lugar finalizó el kirchnerismo que, con un magro 2,18%, hizo la peor elección de su historia.
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Tras varias horas de espera, finalmente, Martín Llaryora apareció en el escenario del Quorum Hotel, en Córdoba capital, pasadas las 2 de la mañana. En ese momento llevaba una ventaja de casi 3 puntos pero, tal como él mismo señaló, el oficialismo no pudo festejar por completo. A esa hora, el escrutinio provisorio de la Justicia Electoral avanzaba con una lentitud exasperante. Las críticas arreciaron desde el oficialismo y desde la oposición
El conteo, a pesar de la supuesta agilidad de la Boleta Única de Sufragio, se estancó después de que se escrutara el 80 por ciento de las mesas. La explicación de la Justicia Electoral fue que el sistema informático tuvo inconvenientes y que más de 1.000 de las 9.060 mesas de la provincia tuvieron que ser cargadas a mano. Con una diferencia de menos de 3 puntos, nadie se animó esta madrugada a dar el proceso por terminado.
Llaryora manifestó que en las próximas horas su triunfo quedará confirmado porque los fiscales tienen las actas y saben que la diferencia final estará en torno de los 3 puntos. Pero la indefinición y el lento desarrollo del escrutinio hicieron que Juntos por el Cambio se negara a reconocer la derrota: “El partido no terminó”, manifestó Luis Juez, candidato de Juntos por el Cambio, quien además acusó al gobierno de Hacemos Unidos por Córdoba de provocar una situación de baja calidad institucional.
Flanqueado por Rodrigo de Loredo, candidato a intendente de Córdoba, y por Patricia Bullrich, precandidata a presidenta por Juntos por el Cambio, Juez habló después de la 1 de la mañana y adelantó que no reconocería ningún resultado porque faltaban más de 200 mil votos por escrutar y la diferencia de Llaryora estaba en 50 mil votos.
“No podemos ni festejar ni saludar al intendente de Córdoba. Ahora están cargando las actas a mano. Y una vez más lo decimos: un gobierno que lleva 25 años ni siquiera puede organizar una elección. Nos da vergüenza. Esa es la calidad institucional que tiene esta provincia. Vamos a esperar que se cuente hasta el último voto. Una vez que tengamos el resultado y el escrutinio definitivo, tomaremos las decisiones que haya que tomar. No vamos a hacernos cargo de errores que no son nuestros”
A las 2 y media de la mañana, la Justicia Electoral había publicado algo más del 90 por ciento de las mesas escrutadas. El resultado era favorable a Llaryora por menos de tres puntos. Con 791.424 votos, la lista de Llaryora alcanzaba el 42,72 por ciento de los votos, mientras que con 736.980, Luis Juez obtenía el 39,78 por ciento. Esos 2,94 puntos implicaban, en ese momento, una diferencia de 54.444 votos.
Algunos minutos después de que hablaran Juez, De Loredo y Bullrich, Llaryora se subió al escenario del Quorum junto con su compañera de fórmula, Myrian Prunotto. Llamativamente, en el escenario no estuvo el gobernador Juan Schiretti.
“Los máximos perjudicados de esta situación somos todos los cordobeses que, a esta hora, no tenemos una resolución. Nosotros, además, tenemos el derecho a festejar por el enorme esfuerzo que hemos hecho en esta campaña. Tendríamos que tener los resultados y no los tenemos. Aunque, si bien los resultados no están, algunos saben claramente que la tendencia no se puede cambiar porque llevamos más de 50 mil votos de ventaja”, dijo Llaryora.
El candidato de Hacemos Unidos por Córdoba habló como gobernador electo y señaló que llevará adelante una gestión que convocará al diálogo a todas las fuerzas políticas.
“Vamos a trabajar para todos los cordobeses, los que nos votaron y los que no nos votaron. Ahora empieza lo mejor, empieza otra provincia, que va a hacer las reformas necesarias para mejorar porque entendemos que el signo de nuestro tiempo no es la grieta, no es el odio. Por eso en ningún momento nos escucharon insultar, agredir y hoy Córdoba tiene la seguridad de que el odio no va a entrar a nuestra provincia”, manifestó.
Llaryora agradeció especialmente a Córdoba capital, donde obtuvo una decisiva ventaja de más de 7 puntos, y a San Francisco, su ciudad natal, donde también consiguió una victoria holgada que fue clave para el resultado final.
Desde el inicio, el escrutinio fue reñido. Es más, los primeros cómputos ponían a Luis Juez arriba, con cinco puntos de ventaja. Sin embargo, con cada nueva carga, primero la diferencia fue acortándose hasta que Llaryora pasó al frente por 2 décimas. Desde entonces, el candidato justicialista fue ampliando constante pero acotadamente la distancia hasta orillar los tres puntos.
Hubo algunos datos distintivos y significativos de la elección provincial: primero, la baja participación, que apenas superó el 68 por ciento. Pero, además, que los tramos legislativos tuvieron un alto porcentaje de votos en blanco. Mientras en el tramo para gobernador esa categoría alcanzó el 4,92 por ciento, en la lista sábana los votos en blanco llegaron a un inusual 15,44 por ciento.
Otro dato central es que el electorado definió un mapa de poder fragmentado. Si bien casi seguramente Llaryora asumirá como gobernador el 10 de diciembre, no sólo no tendrá quórum propio en la Legislatura sino que, además, estará en minoría con respecto a Juntos por el Cambio. Hacemos Unidos por Córdoba perderá al menos 18 legisladores con respecto a la histórica elección de 2019. Esa característica obligará al gobierno a dialogar y consensuar con la oposición.
Y no sólo estará en minoría en la Unicameral. También perdió en el tramo del Tribunal de Cuentas por 35,12 por ciento contra 34,77 por ciento. Ese órgano de control estará dominado mayoritariamente por la oposición.
Es una situación inédita en la provincia y será un desafío para Martín Llaryora.
En la elección de ayer, en Córdoba no sólo falló la Justicia Electoral, que terminó protagonizando un escrutinio que fue un papelón, sino que volvieron a equivocarse groseramente las encuestadoras. No sólo en la previa, un período en el que otorgaron ventajas de entre 10 y 15 puntos a Llaryora, sino también en los bocas de urna. Desde mediodía, los sondeos contratados por Juez le dieron una ventaja clara, que llegó a los 5 puntos. Del otro lado, el comando de Llaryora difundía bocas de urna con hasta 11 puntos de diferencia.
La elección estuvo dominada por la polarización. Los dos principales candidatos concentraron más del 82% de los votos; en tercer lugar quedó Aurelio García Elorrio, de Encuentro Vecinal, con el 2,99 por ciento. Cuarto se ubicó Agustín Spaccesi, de la Libertad Avanza, y quinta, Liliana Olivero, del Frente de Izquierda. El kirchnerismo, con un magro 2,18%, hizo la peor elección de su historia.