Por Fernando N. Molina

 

¿Quién tiene un destapador? ¿Cómo diablos se abre esta lata de picadillo? ¿Quién trajo el fútbol? Las preguntas repetidas en cada picnic del 21 allá por los ochenta y noventa. Nada de celulares, ni tablets, ni Facebook, ni WhatsApp. Solo música en radiograbadores y con casettes. Algunos ya con doble casettera, súper sofisticados (cuando te tragaban la cinta había que rebobinarlos con la gloriosa lapicera bic) y si no la radio que tanto nos hacía enojar cuando ponían más noticias que música. ¿Mejor? ¿Peor que ahora? Seguro distinto. No absolutamente; más lo suficiente para que miremos a lo lejos los comportamientos actuales con una mezcla de envidia y temor. Envidia por ya no ser y temor cuando ya papás se espera por la vuelta de los chicos. Conjuguemos verbos. «Chapar», por ejemplo. Lo que sería más tarde «tranzar». No se daba tan fácil. Pero sí se daba en aquellos que ya venían noviando. Se cristalizaba el romance sin pudores debajo del sauce llorón que también se ponía colorado en esas horas de viento y tierra a la vera del Río Cuarto. Calculo que acá habrá pasado lo mismo en el parquecito, en el laguito o en el Country de Argentino. En mis épocas de estudiante en Río Cuarto se acostumbraba armar un muelle en el Río donde sonaba Roxette, Guns N´ Roses, Soda Estéreo y la estructura del muelle parecía moverse al ritmo de moda. Los auténticos decadentes aparecían con «Vení Raquel» o «Loco tu forma de ser», los de mi edad se estarán riendo, los más chicos no sabrán de qué hablo y los más grandes se acordarán de sus hijos cuando eran adolescentes. Ahora los grandes miran a los pibes imitar comportamientos televisivos y no lo toleran. Eso sí. Los programas de esos tiempos nada tenían que ver con los guiones actuales atravesados por la mala educación y los valores al tacho que desde hace un par de años pululan en la TV argentina. Cada cosa que entretenía, dejaba un conocimiento, un dato, una enseñanza. Recuerdo a conductores como Larrea o Simons. Hoy en los espacios más populares cada acto deja una cola, unos pechos, un insulto, una burla. No está mal… está peor que mal… ¡Ojalá pongan «Todo lo que hago lo hago por ti» de Brian Adams! Decía uno .Y el tema sonaba en la radio porque llevaba seis meses primero en el ranking de la LV 16. Y bailábamos .Y había lentos ¡Sí, había lentos! «Déjame llorar» de Montaner, «Estoy enamorado» de Donato y Stéfano». Las manos de las colegialas en el pecho para que el osado chico no se arrime jaja. Si no hay destapador que lo abra el especialista de los dientes de acero. Las gaseosas eran solamente con chapitas. Y al picadillo con un cuchillo, o de la impotencia quedaba la lata para llevarla de vuelta a casa y nadie la usaría por los siglos de los siglos. Guitarra. Indispensable. Para que el más caradura acercara a Sui Generis y fuese el punta pie inicial para que el estudiante de folklore interprete la clásica Zamba de mi esperanza. Alguna cerveza por ahí, pero no tanto, porque si volvías a casa con olor a alcohol se complicaba… Esa es una gran diferencia. El alcohol. En el más absoluto de los excesos ahora.
La primavera nos llenaba de nuevos aires, y de vida. Si hubiésemos hecho una encuesta futurista sobre cómo serían los picnics en ésta época nadie hubiese acertado. Porque la cosa no ha cambiado en la esencia. En los choris, en la pelota, en la guitarra. Los agregados tecnológicos le han puesto una comodidad asombrosa al momento.   La quita de valores e ideologías lo vació de cierto contenido melancólico y rebelde que hoy aprovechan los corruptos para llenarse los bolsillos. Nos hubiera parecido indigno e insultante aún con diecisiete años saber que un político cambiaba de partido, o si nos hubiesen querido usar… Hoy eso es normal, para sumar un votito más. Preocupantemente normal. La mochila cargadita y al Río, o al lago o al parque depende del recuerdo de cada uno… La ceremonia del día más lindo de todos. A pesar que la primavera suele envolvernos en viento y tierra, la cuestión no es meteorológica sino del alma. Y uno daría lo que tiene y lo que no, para estar un ratito más cantando junto a los compañeros de aquellos buenos viejos tiempos. Para jugar con ansiedad a la botella, o prenderse en el partidito de chicos contra chicas, donde ellas te molían a patadas… Y debe conformarse con mirar .Y saber que como a nosotros, a los pibes de hoy el 21 de Septiembre los invita a adueñarse de la vida por un buen rato. Aun cuando tanto nosotros como ellos sepamos que en este país hasta la primavera es sospechosa… Pero afortunadamente esto es verdad. Es 21, llegó la primavera y abundan los colores, y cambia el humor y es como que todo se renueva… Felicidades ¡¡¡