Alejandro Ros Artayeta renunció denunciando “situaciones poco claras” y “falta de transparencia” en el Concejo. Su salida coincide con la fuerte polémica por el cobro de una mejora de obra de luminarias LED impulsada por el Ejecutivo y aprobada por la mayoría oficialista. Asumirá en su lugar Mariano Fidelio, hombre de Dellarossa echado por Majorel, lo que reaviva la interna y reconfigura el tablero político rumbo al año electoral. ¿Peligra la mayoría del oficialismo?
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MARCOS JUÁREZ – La política local sumó un capítulo inesperado —y explosivo— con la renuncia del concejal Alejandro Ros Artayeta, quien decidió alejarse del Concejo Deliberante denunciando mediante una nota “falta de transparencia” y “situaciones poco claras” dentro del cuerpo legislativo.
Pero la dimisión no cae en un vacío, estalla en medio de una tormenta política que ya venía creciendo.
Desde hace unos días, la ciudad debate con intensidad el intento del Ejecutivo municipal de aplicar a los vecinos un cobro por una supuesta “obra de iluminación” (que en rigor de verdad fue un cambio de luminarias). La medida fue aprobada por el Concejo con los votos del oficialismo, pero el rechazo social fue inmediato. Vecinos, instituciones y sectores de la oposición denuncian que el cobro sería indebido, excesivo y carente de la transparencia necesaria para un tributo de ese tipo.
En ese clima cargado, Ros Artayeta presentó una carta contundente: “El rumbo que el cuerpo legislativo tomó no forma parte de mí ideología”, escribió, dejando en claro que no estaba dispuesto a poner su nombre detrás de decisiones que —según afirmó— no representan sus valores ni su concepción de la función pública.
Su salida no sólo fortalece la sospecha de tensiones internas, sino que abre un capítulo completamente nuevo.
Porque el reemplazo de Ros Artayeta será Mariano Fidelio, mano derecha del exintendente Pedro Dellarossa, y figura enfrentada con la actual intendenta Sara Majorel, quien incluso lo desvinculó del municipio. Su desembarco en el Concejo implica que, en los hechos, un hombre del dellarossismo ingresará al bloque oficialista, justo cuando la ciudad se encamina al año electoral.
El impacto no es menor. Con este movimiento, el oficialismo podría perder la mayoría automática con la que ha venido aprobando ordenanzas clave —incluida la polémica tasa por luminarias— y abrir la puerta a un Concejo más fragmentado y con tensiones visibles.
La renuncia de Ros Artayeta pone en evidencia una fractura interna que el oficialismo no podrá seguir disimulando. Y lo hace en el peor momento posible, con la ciudadanía en ebullición, la oposición expectante y un 2026 electoral que ya empieza a jugar sus primeras cartas
