El lunes, la Intendente y el Secretario de Obras Públicas fueron al Concejo. Pero no por La Sebastiana como todo el mundo esperaba. La oposición, que venía con espuma en la boca, no preguntó nada y sonrió para la foto. Tres días después, una concejal opositora intentó salir con los tapones de punta y dijo que Majorel y Mosconi “huyeron como ratas”. Tarde, desprolijo y con sobreactuación. Resultado: salió peor.
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La política local, a veces, se parece a esas series malas que uno mira igual. Sabés que está floja, que los actores sobreactúan y que el guion hace agua, pero igual te quedás a ver cómo termina el capítulo. Bueno, esta semana el Concejo Deliberante nos regaló una de esas entregas memorables.
Todo comenzó el lunes. La intendente Sara Majorel y su Secretario de Obras Públicas, el arquitecto Mosconi, fueron al Concejo. Pero no para hablar del gas en La Sebastiana, esa obra con tufillo raro y aroma a “acá pasó algo”. No. Fueron a presentar otra obra, en otro barrio, con la COYSPU. Otro canal, otra serie.
Y ahí estaban todos los concejales. Incluidos, por supuesto, los opositores que venían pidiendo explicaciones a los gritos, indignados, con cara de “¡esto no puede quedar así!”. ¿Qué hicieron cuando los tuvieron enfrente? Nada. Cero. Ni una pregunta, ni un “ya que están acá, ¿nos cuentan qué pasó con…?”. Nada. Silencio total. Pero eso sí, todos paraditos y sonriendo para la fotis grupal. Faltó el brindis.
El acting fue tan flojo que hasta el público se dio cuenta. Las redes no perdonaron, los grupos de WhatsApp se llenaron de chismes y dentro del propio partido opositor la cosa se puso tensa y se preguntaron qué estaban haciendo.
Y entonces, claro, llegó el rebote.
El jueves, en plena sesión, la concejal opositora Lucrecia Terenzani solicitó la presencia -otra vez- de la intendente y el titular de obras públicas para que se manifiesten sobre La Sebastiana porque, según ella, no pudo preguntar nada el lunes ya que los funcionarios habían “huido como ratas”. Sí, así. Textual. Una frase fuerte, pero en diferido.
El lunes foto grupal. El jueves, el acting. Porque esto ya no es control institucional: es teatro de revista con menos producción.
La sobreactuación fue tal, que terminó dejando en evidencia no a los acusados, sino a los acusadores. Claramente Terenzani salió con los tapones de punta por la tirada de orejas de su partido. Otro error no forzado.
Cuando te dormiste y te activás tarde para calmar a tu bloque, lo que estás haciendo no es política, es una escena mal ensayada.
Y así estamos. El oficialismo que sigue esquivando el tema central. La oposición que se indigna en diferido. Y los vecinos, mirando todo esto como si fuera una sitcom repetida, pero sin risas grabadas.
Dicen que el silencio otorga. Pero cuando el silencio se reemplaza por humo, lo único que otorga es un poco de vergüenza ajena.
Y como bien decía la abuela: no aclares, que oscurece.