Roberto Cuello realiza la Lectura del Evangelio y lleva a cabo un análisis y breve reflexión sobre el mismo.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas, cap. 21, vers. 5-19
Domingo 17 de noviembre 2019
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
—Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron:
—Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?
Él contestó:
—No os dejéis engañar. Porque muchos vendrán usando mi nombre diciendo: «Yo soy» o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.
»Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.
Luego les dijo:
—Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
»Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio.
»Haced el propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré palabras y sabiduría a la que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
»Y hasta vuestros padres y parientes y hermanos y amigos os traicionarán y matarán a algunos de vosotros y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
Reflexión del Evangelio
Este evangelio de Lucas, termina con un discurso escatológico de Jesús, porque se refiere al final de los tiempos, del griego “éschatos”: “último”. La mayoría valoraba la belleza física del templo de Jerusalén Era un edificio de los más grandes e impresionantes de la antigüedad y fascinaba a los peregrinos que lo visitaban. Jesús les dice que no se lleven por las apariencias. La grandeza del templo no está en su belleza, porque esta belleza será destruída. Y así sucedió. Menos de cuarenta años después Jerusalén, fue arrasada en la guerra con los romanos y el templo destruido. Su principal vestigio es el famoso Muro de los lamentos.
La destrucción del templo fue una catástrofe para la fe y la cultura judía. Pensaban que Dios los había abandonado por sus pecados. Al menos esta era la interpretación que ellos le daban.
Dice el Evangelio que los discípulos le preguntaban a Jesús ¿Cuándo será?, ¿Cómo lo sabremos?. Jesús les dice que hasta que no aparezcan los signos estén tranquilos, (guerras, terremotos, epidemias, revoluciones, hambre) pero el final no vendrá enseguida. Hay dos cosas claras entonces, que las dificultades se superan con perseverancia y con el apoyo del mismo Jesús y que el final no vendrá tan rápido.
Jesús les aclara, que todo esto no sucederá porque Dios se ha olvidado de ellos, sino porque así serán testigos del Evangelio ante el mundo. El mismo Jesús estará siempre a su lado, solamente necesitan confiar plenamente en Él. Y termina diciendo, no se dejen llevar por la belleza efímera, no se preocupen por el día y la hora final, lo esencial es la perseverancia, la constancia y la fidelidad. ¡! Yo estaré siempre con ustedes !!
Parroquia la Asunción
Marcos Juárez