Lo que parecía un acercamiento natural al cordobesismo, con anuncios provinciales que le daban aire a una gestión muy criticada, terminó en un “inesperado” guiño a La Libertad Avanza. El comunicado que la despega del PRO no sólo exhibe contradicciones, sino que abre un nuevo capítulo en la política local. ¿Majorel empieza a perfilarse como candidata de Milei en 2026? ¿Tiene espalda para subirse al ring con Dellarossa?

Debo reconocer que Sara me hizo comer la curva. Yo le comentaba a algunos colegas sobre mí impresión sobre un acercamiento de la intendente al cordobesismo, y eso explicaba en parte la cara de cola de algunos funcionarios en las últimas apariciones públicas, apariciones en las que la intendente repartía elogios a los funcionarios Llaryoristas y viceversa.
No era un invento, lo podíamos ver todos, los pocos anuncios importantes que se vieron en Marcos Juárez llegaron con el sello de la Provincia. Obras, aportes y gestos que sugerían un giro lógico para una intendente con un PRO en terapia intensiva y con su propia gestión bajo fuertes críticas constantes por el estado de la ciudad.
El razonamiento parecía sencillo. Si la ciudad está mal, si la gente se queja, y si el partido que la llevó al poder se desmorona, lo más sensato era arrimarse al cordobesismo, que conserva recursos, estructura y cierta previsibilidad. De ese modo, Majorel podía aspirar a cerrar su mandato con un poco más de oxígeno y algo de dignidad política, aunque no con aplausos.
Pero no, el comunicado del lunes lo cambió todo. Majorel eligió otro libreto. En vez de sumar volumen desde el cordobesismo, decidió pegar un volantazo y abrazar la causa de La Libertad Avanza. Y lo hizo en redes, con un comunicado plagado de frases que suenan más a slogans de campaña que a diagnósticos de gestión: equilibrio fiscal, racionalidad económica, empleo de calidad, créditos productivos, resultados palpables… sí, resultados palpables, así dice el comunicado. Claramente no se refiere a nuestro país, al menos no al país en el que vivimos ud. y yo.
La contradicción más evidente está en las propias palabras de la intendente. Reconoce diferencias con el mileísmo en modos, institucionalidad, tolerancia y velocidad de los procesos… pero igual decide apoyarlo. Es como admitir que se está en desacuerdo con la receta y, sin embargo, tragarse el plato completo. Ironías de la política.
Claro que octubre es apenas la excusa. Lo que verdaderamente importa está en 2026, cuando Marcos Juárez vuelva a votar intendente. En ese tablero, el comunicado de Majorel se lee distinto, no es una adhesión circunstancial. ¿La intendente empieza a tallar como candidata de La Libertad Avanza para las próximas municipales?
Y ahí aparece el costado más jugoso de la jugada. En primer lugar otro desplazamiento a Verónica Crescente, que levantaba la mano para ponerse la peluca. Y la frutilla del postre, un eventual enfrentamiento con Pedro Dellarossa, el mismo que en su momento la promovió para la intendencia. La escena tiene todo: la alumna convertida en rival. Un clásico de la política, con ecos de tragedia griega. Compren pochoclos que esto se va a poner muy bueno.
La intendente dice que lo que está en juego no son los partidos ni los cargos. Pero lo cierto es que lo que está en juego es exactamente eso, pero de cara a 2026. El cargo de muchos, la supervivencia o no de algunos partidos y, probablemente la definición de candidaturas. Y con este comunicado quedó claro que eligió dejar de ser una figura secundaria del moribundo PRO para intentar ser la cara visible de Milei en Marcos Juárez y reeditar aquel km 0 pero ahora con ropa de color lila.
Un detalle no menor es que aún le falta un año de gobierno. En la opinión de la gente la calificación de la gestión no es buena. Y la gran incógnita es cómo hará Sara para llegar a la orilla sin que la provincia le de una mano o le tire un salvavidas. Deberá demostrar que sabe nadar sola y no hacer agua en el intento.