El gobernador llega a Marcos Juárez para inaugurar el edificio de la FPA pero las miradas estarán puestas en su reunión con la intendente. Mientras Llaryora insiste con sumar a Majorel a su proyecto provincial, la primera mujer intendente de la ciudad pareciera seguir firme en su postura.
¿Logrará el oriundo de San Francisco tener en sus filas a la “figurita difícil”?
Muchos sostienen que del conclave de mañana dependerán las estrategias de cara a lo que viene.
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Martín Llaryora, el mandamás de Córdoba, vuelve a Marcos Juárez con algo más que tijeras para cortar cintas. La excusa oficial es la inauguración del flamante –y largamente esperado– edificio de la Fuerza Policial Antinarcotráfico, una obra que figuraba entre las promesas iniciales del gobernador y que finalmente verá la luz. Pero, para los que saben leer entre líneas, lo que verdaderamente importa es el cónclave con la intendente Sara Majorel.
¿Por qué? Porque Majorel no es solo la máxima autoridad de la ciudad, sino también la figurita difícil para el cordobesismo. Desde que asumió, Llaryora puso en marcha su operativo seducción para sumar a todos los actores políticos relevantes al “llamado cordobés”. La estrategia incluyó nada menos que la designación de Pedro Dellarossa, dos veces intendente de Marcos Juárez, como ministro provincial. Una movida que, sobre el papel, parecía infalible: si alguien podía atraer a Majorel al esquema provincial, era Dellarossa.
Sin embargo, los meses pasaron y Majorel no se movió ni un centímetro de su postura. En cambio, ha reafirmado su compromiso con la alianza local que busca mantenerse independiente de las estrategias provinciales. Para complicar aún más las cosas, el radicalismo –pieza importante en la alianza de gobierno local– ya marcó su posición. Javier Barleta, uno de sus referentes, aseguró en declaraciones periodísticas que Majorel debería continuar como intendenta por un período más, echando leña al fuego de las especulaciones electorales.
Así las cosas, el panorama se llena de interrogantes:
¿Logrará Llaryora convencer a Majorel de dar el salto al cordobesismo?
¿Se medirán Majorel y Dellarossa en las urnas, convirtiéndose este último en el candidato del gobernador?
¿Qué papel jugarán los socios políticos de la alianza local en este tablero, especialmente el radicalismo, que parece decidido a respaldar a la actual intendenta? ¿y el PJ local?
Por su parte, la UV, en la voz de Santiago Lambertucci, ya manifestó que no apoyará el proyecto de Llaryora en la ciudad si el referente es Dellarossa.
El gobernador llega con una misión que trasciende lo institucional: necesita definir cómo será el armado político en Marcos Juárez para las elecciones que se empiezan a asomar. Pero mientras tanto, en el campamento de Majorel, las señales son claras: los intereses locales siguen mandando.
La escena está lista y las expectativas son altas. Porque, más allá del acto oficial, lo que ocurra en esa reunión puede marcar el inicio de una carrera electoral donde las alianzas, las lealtades y las estrategias estarán a prueba. ¿Será Majorel el comodín que Llaryora necesita para completar su baraja, o seguirá siendo la figurita que se resiste a entrar en el álbum del cordobesismo?