En un espurio acuerdo entre castas -aunque lo nieguen-, la Cámara de Diputados de la Nación protagonizó otra jornada papelonesca y volvió a darle la espalda a los reclamos de la gente.
Pese a los discursos de renovación y transparencia, el gobierno boicoteó el proyecto de Ley de Ficha Limpia, dejando claro que la prioridad sigue siendo lograr los propios objetivos y cuidar sus intereses.
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Y así, señoras y señores, volvimos a ser testigos de otro papelón de nuestra dirigencia. Porque cuando decimos que no dieron quórum para tratar la Ley de Ficha Limpia, no estamos hablando de un descuido, sino de una jugada perfectamente calculada. Hacían falta 13 diputados más para empezar a discutir el proyecto, pero resulta que 8 de esos 13 ausentes eran de La Libertad Avanza. Sí, los mismos que llegaron al Congreso prometiendo dinamitar la casta, pero que a la hora de los bifes hicieron lo que mejor saben hacer: ser casta.
Esto no fue improvisado, fue estrategia pura. No quieren que esta ley salga porque necesitan a Cristina candidata. Claro, Cristina es el pegamento mágico que une a las fuerzas políticas. Es la figura que polariza, y que, al final del día, les puede garantizar una chance en las urnas. Porque si no es Cristina, ¿quién?
Y acá es donde entra la frutilla del postre: el presidente de la Nación. Hace apenas unos meses, cuando se pavoneaba frente al micrófono en la apertura de sesiones del Congreso, aseguró con todas las letras que esta ley iba a salir. Promesas al viento. Porque cuando llegó la hora de la verdad, su espacio político fue el primero en bajarse del barco.
Mientras tanto, afuera, en el mundo real, los boludos de siempre seguíamos creyendo que algo iba a cambiar. Que la Ficha Limpia iba a marcar un antes y un después. Pero no. La prioridad de nuestros diputados no es limpiar las listas, sino asegurarse de que todo siga igual, para mantener el statu quo que los beneficia.
¿El resultado? Una democracia que se sigue construyendo sobre cimientos de impunidad. Diputados ausentes que no solo se ausentan físicamente, sino también moralmente. Porque esta actitud, de un lado y del otro, no es ni más ni menos que darle la espalda a los reclamos de la gente. A usted, a mí, y a todos los que todavía creemos que la política puede ser algo más que un negocio de pocos.
¿Ficha Limpia? Olvidate. Porque limpiar significa perder aliados, maniobras y hasta candidaturas clave. Y en esta Cámara, eso es un lujo que ninguno está dispuesto a darse. Así que sí, una vez más nos toman por boludos.
La pregunta no es qué van a hacer ellos, porque ya sabemos la respuesta. La pregunta es: ¿cuánto más vamos a seguir aguantando? ¿cuánto más seguiremos creyendo relatos que se desvanecen? ¿cuánto más vamos a seguir justificando los actos inmorales dependiendo de quién los hace?