Fue un rubro clave para hacer crecer la inflación de febrero de acuerdo al Instituto de Estadísticas. Todos culparon a los cortes vacunos y el Presidente hasta dijo que si se dejaban de lado esos ítems, la inflación sería del 1,8% en vez del 2,4%. Pero todos quienes hacen las compras saben que los precios de la carne que publicó el indec son al menos “poco reales”.
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Un tuit del fin de semana, reposteado por el presidente Javier Milei, indicó que “la inflación sigue cayendo. El IPC de febrero fue 2,4%, pero sin el aumento de la carne, hubiera sido 1,8%. Años de descontrol dejaron precios desfasados, pero el rumbo es claro: la inflación se desploma. Los resultados están a la vista”. La afirmación tiene varias aristas endebles, pero principalmente la que asegura que la inflación sigue a la baja cuando el 2,4% de febrero es más que el 2,2% de enero. Es decir, aumentó, aunque parece una obviedad.
La publicación propone arbitrariamente propone quitar la suba de la carne del medio para lograr que el indicador baje. Pero el IPC debe incluir todos sus componentes. Además, vale recordar que la inflación iba a romper el piso del 2% con la reducción del crawling peg que pasó del 2% mensual al 1%. Ese cambio en el ritmo de devaluación oficial no tuvo hasta aquí ningún resultado positivo en materia de precios y sí agudizó las críticas de quienes observan un retraso en el tipo de cambio: si el dólar se aprecia al 1% respecto al peso y los precios suben arriba del 2%, hay una apreciación clara de la moneda nacional. Y eso, más allá del dato del mercado cambiario, tiene efecto en la economía real, quitando competitividad a las producciones nacionales y favoreciendo el ingreso de importaciones. De allí que, más allá de un sector de economistas, también empresarios alertan sobre este proceso.
Pero poniendo en foco la carne, que tuvo incrementos importantes en los dos primeros meses del año, que superaron incluso el 11% entre enero y febrero, los valores que publica el Indec no se observan ni en agresivas ofertas de carnicerías. Por ejemplo, el kilo de asado a $10.055 que se publicó en el IPC de febrero, es un valor de 2024 para la ciudad. También el Indec informó que el kilo de carne picada ahora se consigue a $6.081 y que el de cuadril, a $11.931. Nada de eso es posible encontrar en las góndolas, que tiene valores más próximos a 15 mil para las pulpas, o incluso por encima. El caso de la nalga a $12.660 es otro ejemplo de precios que claramente no fueron tomados en nuestra ciudad.
En definitiva, las brechas entre esos valores del Indec y los que se ven en las carnicerías alcanzan el 30%, 40% y hasta 50% en algunos cortes vacunos.